LA ALERGIA
- farmaciabarreda
- 14 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Estornudos, picores, secreción nasal… Son síntomas de que padeces algún tipo de alergia.

¿QUÉ ES UNA ALERGIA Y PORQUÉ SE PRODUCE?
En una persona alérgica, el sistema inmune reacciona ante determinados estímulos de forma desproporcionada en comparación con el de otras personas. Algunos de los estímulos que más frecuentemente se convierten en alérgenos son el polen, los ácaros, determinados alimentos (frutos secos, pescado y marisco, lácteos o huevos), las picaduras de insectos, los medicamentos (especialmente la penicilina y sus derivados) y algunas sustancias de contacto, como el látex o los metales que se utilizan en joyería.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LAS ALERGIAS?
Esto puede generar diferentes síntomas:
Muchos de ellos son similares a los síntomas de un resfriado. En este caso, hablamos de rinitis alérgica.
También es habitual la urticaria, en alergias alimentarias, a medicamentos o a picaduras de insecto.
En algunos casos, en las alergias de contacto sobre todo, se genera dermatitis.
En casos graves, la alergia puede desembocar en anafilaxia, una emergencia muy peligrosa. La persona en esa situación tiene muchas dificultades para respirar, la tensión disminuye, el pulso se acelera, y se puede sentir aturdida hasta llegar a perder el conocimiento.
¿CÓMO DISTINGUIR UN RESFRIADO DE UNA ALERGIA?
El signo más claro para diferenciar un resfriado de una alergia suele ser la duración de las molestias, que en el resfriado remiten después de una semana y en la alergia son más prolongadas.
Otras diferencias tienen que ver con la mucosidad, que en la alergia es clara y constante; el picor en los ojos, que es más típico de la alergia, el cansancio y la dificultad para concentrarse, que en la alergia son muy habituales y en el resfriado pueden no presentarse.
Si, además, notamos dificultad para respirar, es muy importante consultar con el médico para tratarla antes de que derive en otros problemas respiratorios, como el asma o la sinusitis.
TRATAMIENTO
Existen vacunas para algunas alergias. Un alergólogo te informará sobre la conveniencia de vacunarte en tu caso, en función del alérgeno que te la produce, y del tipo y grado de reacción que genera.
Los antihistamínicos son muy útiles para los síntomas respiratorios de las alergias, aunque pueden producir sueño. No los tomes por tu cuenta, hay que consultar con un especialista.
Si los síntomas son cutáneos, en brotes graves se pueden utilizar corticoides sobre las zonas más afectadas. En urticarias leves es preferible evitar este tratamiento, por los efectos secundarios de los corticoides.
Para las alergias alimentarias, es imprescindible evitar el contacto con el alérgeno, ahora y en el futuro, ya que las reacciones pueden ser muy graves.
En caso de sufrir un shock anafiláctico, es decir, una reacción alérgica de gran proporción en la que las vías respiratorias quedan comprometidas, se pueden requerir inyecciones de prednisona, que tiene efecto antihistamínico y antiinflamatorio. Hay que acudir a un servicio de urgencias.
¿SE PUEDEN PREVENIR LAS ALERGIAS?
Algunos factores que conducen a la alergia tienen que ver con los hábitos y el entorno. Por ejemplo, las personas fumadoras tienen una mayor predisposición a desarrollar alergias, así como las que viven en entornos urbanos, por la mayor contaminación.
Si, además, vives en un piso muy alto, es posible que se agraven los síntomas, dado que la concentración de polen aumenta con la altura.
Una ventilación adecuada, cuidar la higiene corporal y la limpieza doméstica (sin obsesionarse, ya que los expertos también han demostrado que un exceso de higiene favorece esta enfermedad), y evitar las horas en las que el polen tiene una mayor concentración son hábitos que pueden reducir fácilmente los síntomas de la alergia.
FACTORES DE RIESGO
Además de los nombrados, estos factores te predisponen a la alergia:
Tu fecha de nacimiento. Los bebés que se exponen de manera temprana a la polinización pueden generar reacciones a esta, al estar su sistema inmune inmaduro cuando tuvieron el primer contacto.
La lactancia artificial. En cambio, la lactancia materna genera un sistema de defensas que contribuye a que el bebé no sea tan propenso a desarrollar alergias posteriormente.
El estrés, al desestabilizar el sistema inmune, puede agravar los síntomas alérgicos.
Fuente; Sabervivir
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